Esta mañana estaba reflexionando sobre algunas partidas de rol en vivo pasadas, lamentándome por el resultado de unas y regocijándome con la de otras.
En las partidas de rol en mesa de forma general hay un sentimiento más de equipo y se colabora para una meta. Pero en el rol en vivo lo habitual es que haya enfrentamiento entre varios jugadores, con lo que se crean más intrigas, traiciones y buscar todo tipo de tretas para salirte con la tuya.
Al final tras una hora o más de luchar por salirte con la tuya, te ves derrotado, te has divertido como el que más, pero la partida ha dejado una muesca en tí. Ese personaje ha sido tu enemigo, ha sido más astuto que tú y quieres venganza, pero la partida se ha terminado.
¿Resultado? Estás deseando que haya otra partida que te enfrente a esa persona otra vez. ¡Qué satisfacción más grande después de haber sido aniquilado el poder vengarte en la próxima partida!
Por supuesto hay que saber cuando ir a satisfacer el ego personal, no puedes ir a enfrentarte al otro jugador gratuitamente en cualquier partida, eso sería ser un mal perdedor. Tiene que ser siempre en una partida que los personajes estén justificados volver a enfrentarse entre ellos y de forma coherente con tu personaje.
Dicho esto... ¡Que sepáis que todos los que me habéis matado os la sigo guardando!
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